Ponencias
PONENCIA: REALIDAD Y POSIBILIDAD DE LOS BANCOS DE TIEMPO. CONSUMO COLABORATIVO.
ADICAE HUELVA. FACULTAD DE DERECHO, SEMINARIO 3. 2/2/2014
Las posibilidades de los bancos de tiempo. Una labor de todos.
El banco de tiempo es una, de entre tantas iniciativas, que se engloban dentro de lo que se reconoce como Consumo colaborativo. Sin embargo, como bien dice el título de la ponencia, es la "realidad y posibilidad del consumo colaborativo" que queramos hacer nosotros de ello. Porque en lo más profundo de su seno, simplemente se trata de una cuestión de fe.
Pongamos un ejemplo aclaratorio: ¿qué valor tiene un billete de 5 euros?¿Y una estampa de la virgen con calendario por detrás? ¿qué son ambas cosas?. Desde una perspectiva cualitativa, ambas albergan un valor, mayor o menor según la persona, la cultura, el territorio, etc. Pero, desde una perspectiva cuantitativa, simplemente se trata de papel. Tiene el valor que nosotros queramos darle. Esta es, en pocas palabras, la esencia del Sistema. Un conjunto de procesos normalizados en torno a la creencia común de funcionamiento del entorno. (Chic García, G.:2009)
Por tanto, la iniciativa del banco de tiempo u otros proyectos tendrán las repercusiones que la sociedad, en la medida de su implicación, quieran darle. Si una sociedad normaliza el intercambio de horas, es una sociedad que interacciona y apuesta por las iniciativas de Consumo Colaborativo. Por tanto, es un territorio donde se genera sinergia positiva para que siga generándose este tipo de funcionamientos e intercambios, paralelamente al Sistema convencional de consumo, e incluso es posible que aumenten el número de iniciativas en esta línea. Ejemplo: los bancos de tiempo en la ciudad de Málaga.
Sin embargo, esta composición social de la que venimos hablando, se sustenta en varios niveles a lo largo del territorio. Para que las acciones de cualquier índole lleguen a puerto ha de existir cohesión y cooperación entre los implicados:
Por una parte, son los responsables de las iniciativas los encargados de realizar actuaciones estructuradas a favor del desarrollo de los proyectos en el territorio. Ello conlleva mucho trabajo, sacrificio, planificación y actuación. La historia de los "errores" puede provocar el rechazo tajante de un territorio ante cualquier iniciativa semejante o similar. Los proyectos índole colaborativo han de ser protegidos de cualquier interés que no tenga como primer y último fin la ayuda al desarrollo y cooperación social. Por tanto, es importante contar con la ayuda y experiencia de actores sociales afines como otras plataformas de índole social. Cuanto más colaboración exista entre asociaciones, mayores garantías de éxito existirá al realizar acciones conjuntas encaminadas al mismo fin.
En otro pilar, podríamos englobar las características devenidas por la cultura, la historia y geografía de la sociedad receptora del proyecto. Es muy importante el modo en que los habitantes de un territorio sienten su tierra. La "fe social" puede estar presente en función de la experiencia. Si no existe tradición de iniciativas colaborativas o existe una experiencia negativa sobre las mismas, puede generarse una desconfianza justificada. Por tanto, existiría una barrera previa de gran dificultad sobre la que habría que trabajar a niveles de cooperación sobre el territorio objetivo. Una sola actuación o actuaciones individuales no tendrán jamás la eficiencia del trabajo conjunto. En este sentido, el reparto y la distribución del territorio también juega un factor crucial como elemento. No es lo mismo la implantación de las Economías Colaborativas en hábitats dispersos, que en conglomerados de casas como vienen siendo las mayoría de las capitales de provincia. En cualquier caso, la separación y la distancia pueden jugar como elementos a favor y en contra. Siempre será más sencilla la implantación de proyectos en lugares comunicados. Y, así mismo, los resultados de la intervención también variarán según el segmento social del que se compongan mayoritariamente los distritos que conforman el núcleo urbano de viviendas.
El tercer pilar se conforma en torno a los agentes locales de influencia. Para que el proyecto tenga la extensión y alcance deseados, ha de existir previamente un trabajo de colaboración entre las entidades que sostienen los proyectos sociales colaborativos y las Instituciones Locales. Ayuntamiento, Diputación, Consejería, sindicatos, AA. VV., etc, son actores imprescindibles en el ámbito de la implantación. A través de ellos, se pueden abarcar la mayoría del segmento poblacional. Con la ayuda de estos actores, se consigue una rápida difusión del proyecto y un gran acercamiento social, al ser una iniciativa respaldada por Instituciones reconocidas del lugar, con alta capacidad de interacción social y de atracción sobre los medios.
El último pilar, y no por ello menos importante, son los propios medios de comunicación. Prensa, radio y televisión son grandes aliados en la expansión de los proyectos. Con ellos, se puede también cubrir grandes grupos sociales y dar el respaldo y apoyo necesario al proyecto para su desarrollo.
Por tanto, podemos concluir en cuanto a lo descrito que, la convergencia de los agentes territoriales son capaces de generar sinergias en tanto la medida de su implicación. Una acción social planteada desde todos estos frentes tendría como resultado un éxito absoluto en su integración como proyecto y realidad en el horizonte objetivo. No obstante, la temporalidad de éxito estará fuertemente marcada por las características territoriales, culturales, históricas y sociales lo dispongan. Por eso el análisis jugará un papel fundamental en nuestro trabajo.
El pasado de los bancos de tiempo. Desde el s. XX hasta la actualidad. Una realidad en alza.
Una vez descrito los pilares territoriales sobre los que reposa el proyecto, hablaremos de las propias posibilidades históricas de los bancos de tiempo como iniciativa. Para ello, haremos un breve paseo resumido por la trayectoria histórica, en la que veremos algunos ejemplos de cómo los bancos de tiempo han ido poco a poco ganándose un lugar en la historia y en la realidad de los distintos países. También veremos cómo los bancos de tiempo siempre suelen utilizar como canal "los créditos de tiempo" (la moneda oficial de los bancos de tiempo) para intervenir en cuestiones sociales de diferente índole que más afectan al territorio objetivo.
La primera referencia a la existencia de bancos de tiempo modernos se sitúa en Japón en torno a 1973, denominado Volunteer Labour Bank (VLB) en Osaka, creado por un ama de casa llamada Teruko Mizushima. Esta primera experiencia provocó un efecto expansivo de los bancos de tiempo por todo el territorio japonés, que mantendrán una estrecha relación con los promotores de los bancos de tiempo estadounidenses. (Gisbert Quero, J.: 2010; 60)
La segunda experiencia recogida sobre los bancos de tiempo la encontramos en los time dollar (dólar-tiempo) en EE.UU. En este caso, el abogado y defensor de los derechos humanos Edgar Cahn, sobre 1980. (Gisbert Quero, J.: 2010; 61)
La segunda experiencia de estos bancos de tiempos americanos que exponemos como ejemplo, es la actividad emblemática del Time Dollar Youth Court o Tribunal de Menores en Washington DC. Los jóvenes ex delincuentes se les paga para que hagan de jurado en otros casos de primera delincuencia juvenil, permitiendo con ello que muchos de ellos puedan rehabilitar su conducta sin necesidad de pasar por la cárcel, a cambio de participaciones en tareas de índole social y educativas remuneradas dentro del banco de tiempo local. (Gisbert Quero, J.: 2010; 63)
Durante la siguiente experiencia hablaremos de los Time Banks en Reino Unido. En este caso, los responsables de la inauguración del primer banco de tiempo de Inglaterra fueron Martin Simon y Roy Robinson, el cual se denominó como Fair Shares. Por otra parte, también aparece en la escena de los bancos de tiempo David Boyle, cuya aportación a través de la New Economics Fundation (NEF), una organización con sede en Londres, dedicada al estudio y promoción de nuevas formas y vías económicas complementarias a las actuales del mercado, y principal promotor de los bancos de tiempo, forjó el segundo banco de tiempo en Gran Bretaña.
La siguiente aportación de los bancos de tiempos se sitúa en Italia. En octubre de 1990, tras una serie de seminarios por todo el país en los que se debatía la utilización del tiempo en el ámbito laboral y en la vida cotidiana, propuesto por mujeres militantes del Partido Comunista Italiano (PCI), llega al parlamento la propuesta de ley Las mujeres cambiamos el tiempo. En este sentido se proponía con esta ley era establecer una nueva organización de la sociedad que superase la radicalidad de las funciones sociales y que la exclusividad de las tareas de cuidado a los demás recayera en las mujeres. Aunque fallida la propuesta, supuso un revulsivo, ya que dicha propuesta abrió un debate, incorporando estas cuestiones en el ámbito de la política y de lo público como jamás se había conseguido antes. Hasta el año 2000, no se aprobaría la ley Turco, en honor a Livia Turco, que introduce el banco de tiempo con el gran objetivo de mejorar la calidad de vida de las personas desde una perspectiva de género. Es decir, el banco de tiempo como elemento para eliminar las desigualdades sociales entre mujeres y hombres. (Gisbert Quero, J.: 2010; 68)
En España, a través de la asociación Salud y Familia y el Ayuntamiento de Barcelona. El proyecto Compartir: promoviendo el reparto de los tiempos entre hombres y mujeres, en el barrio de Guinardó, pretendía promover la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres, así como la mejora de la organización a nivel social. por tanto, el origen de los bancos de tiempo en España en su germen estaba situado en torno a la preocupación por la pérdida de tiempo personal de la mujer en una sociedad donde por una parte, se está integrando progresivamente al mercado laboral, y por otro lado sigue manteniendo sus funciones tradicionales de cuidado de los hijos y el hogar.
Visto de manera resumida los anteriores ejemplos, la primera conclusión a la que se puede llegar es que los bancos de tiempo utilizan su moneda como medio para un fin social mayor. Por ello, los bancos de tiempo disponen de una gran ratio a la hora de subvencionarse a través de proyectos sociales. También, queda demostrado de manera patente que, en los sitios donde se han desarrollado los bancos de tiempo en todo su esplendor, se han conseguido grandes hitos en la lucha contra la desigualdad y la exclusión social. En pocas palabras: los bancos de tiempo son regeneradores del tejido social.
Las realidades de los bancos de tiempo. Todo un horizonte por delante.
Realmente, un banco de tiempo no tiene como objetivo el cambio de Sistema. Básicamente porque esto es imposible a los niveles de globalización a los que funciona el mundo hoy en día. Por tanto, quede bien claro que la principal función es la de reconstruir las redes sociales informales que el individualismo extremo ha deshecho en tiempos anteriores. Pongamos un ejemplo aclaratorio: "una vecina en un pueblo le compra el pan a una persona con dificultades motrices", o "cuida de la mascota de otro vecino por cualquier causa". Formalizar desde el trabajo de los bancos de tiempo sobre las redes informales, da garantías para que se siga velando de cara al futuro en defensa de los vínculos sociales, pues en parte es una forma de reconocer la existencia de las redes sociales como un factor fundamental del territorio.
Estos ejemplos, poco visibles en la realidad social de los grandes núcleos urbanos, son los lazos que tratamos de recomponer. En este sentido, hacemos una clara diferenciación entre los conceptos de empleo y trabajo: El empleo es la parte más cuantitativa. Es la inversión de tiempo que se espera de la mano de obra para mantener el Sistema. Por otra parte, el concepto del trabajo es la parte más cualitativa de la inversión del tiempo, pues lo más importante es la aportación que realizamos a sociedad en la que estamos insertos. El tiempo lo determinamos nosotros.
Desde esta perspectiva de trabajo social, tenemos una gran libertad de movimiento a través de todos los sectores sociales que conforman la unidad del territorio objetivo. Puesto que podemos englobar toda clase de servicios y personas voluntarias para incluirse dentro de la dinámica de los bancos de tiempo. En pocas palabras, esto significa que podemos encontrar ofertas tales como: Cuidados domésticos, arreglos diversos del hogar, ayuda en la declaración de la renta, asesoría legal, mecánica, etc. Y, lo más importante, es que para realizar estas labores no se necesita abalar ningún tipo de titulación. Simplemente se valora el compromiso y las ganas.
El sistema de intercambios es otro de los puntos fuertes del proyecto, ya que es muy sencillo de entender y muy justo en su cuantía. Se intercambian fracciones de tiempo de una hora. Y es que, si lo pensamos detenidamente, lo más justo que tenemos es el tiempo. Realmente es con lo único que nacemos.
En la actualidad, en Andalucía existen alrededor de 40 bancos de tiempo. Esta cantidad ha ido aumentando progresivamente hasta ahora. Lo mismo que ocurre en España, que supera el centenar de bancos de tiempo a lo largo de su geografía. Sin embargo, hasta la fecha es difícil cuantificar la totalidad de iniciativas al ser de tipo "colaborativo". No obstante, algunos estudios sobre bancos de tiempo están ya trabajando sobre esta cuestión.
Otro de los grandes avances del momento en las economías colaborativas y en el banco de tiempo, es la implantación de las nuevas tecnologías (bancos de tiempo 2.0). Actualmente, desde el proyecto de banco de tiempo de TIMEREPUBLIK, se está tratando de crear la primera red global de bancos de tiempo.
Por tanto, podemos concluir que realmente existe un avance de las economías colaborativas en el horizonte global. La realidad de los tiempos ha hecho que el ser humano encuentre formas y capacidades que apuntan a un cambio de mentalidad. En este contexto, los proyectos de economía colaborativa son grandes valedores de la reestructuración de las redes sociales y, por ende, actúan en detrimento del individualismo que ha alimentado la existencia de un capitalismo salvaje como el existente en la actualidad. Un capitalismo que, lejos de ser un Sistema fiable, denota ser dañino y perjudicial sobre todos aquellos que se encuentran insertos en su red. Sigamos este camino que hemos iniciado, caminemos juntos hacia la utopía (E. Galeano). Juntos tenemos el poder de cambiar lo que queramos, pues como se dijo al principio de esta lectura: "simplemente se trata de fe".
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
CHIC GARCÍA, G (2009): El comercio y el Mediterráneo en la Antigüedad. Editorial Akal, pp. 1- 214.
FRUTOS REOS, G. (2013): Un banco de tiempo para la ciudad de Huelva. TFM Universidad de Huelva.
FRUTOS REOS, G. (2014): Bases sociales y territoriales para un banco de tiempo en la ciudad de Huelva. TFM Universidad de Huelva.
GALEANO, E. (2003): Las palabras andantes. Editorial s.XXI, pp. 326.
GUISBERT QUERO, J (2010): Vivir sin empleo. Trueque, bancos de tiempo, monedas sociales y otras alternativas. Editorial El Rojo y el Negro. 1ª edición.